Una invitación a la fuga de cerebros

b_250_0_16777215_00_images_2016_na03fo01_4.jpgPor los recortes al presupuesto, los ingresos a la carrera de investigador del Conicet serán el año próximo un 60 por ciento menores. La planta del organismo había sumado 943 científicos en 2015; venía aumentando su número con un plan, impulsado por el Ministerio de Ciencia y Técnica, para incrementar su planta en un 10 por ciento anual. Por eso, se estimaba que este año los ingresantes iban a estar en el orden de los 900 o 950. Pero el jueves, tras la aprobación por el Congreso del Presupuesto 2017, el directorio del Conicet hizo cuentas y resolvió que en 2017 sólo abrirá el concurso a menos de 400 becarios. El cambio implica una reducción drástica del número de investigadores y el abandono de la política de Estado destinada a impulsar la ciencia argentina.

La noticia venía circulando como rumor en el ámbito académico y ayer fue difundida por la revista Nexciencia, de la Facultad de Ciencias Exactas (UBA), que para confirmarla habló con la socióloga e historiadora Dora Barrancos, directora en el área de Ciencias Sociales y Humanidades del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).

“No hay forma de que ingrese más gente con el presupuesto que armó el Poder Ejecutivo”, dijo Barrancos a PáginaI12, al ser consultada sobre si se trata de una medida sin marcha atrás o si todavía podría ser revisada, ya que aún no hubo anuncios oficiales.

Los investigadores del Conicet se declararon de inmediato en estado de alerta. Desde el espacio de Científicos y Universitarios Autoconvocados advirtieron que en el llamado de 2017 sólo ingresarán 385 nuevos investigadores. “Es el menor número de ingresantes de la última década y retrotrae al Conicet a los niveles anteriores al año 2004, cuando se puso en marcha el plan estratégico que permitió la recuperación de su base científica”, advirtieron.

Promesas de campaña
La carrera de investigador del Conicet se basa en el otorgamiento de becas a graduados universitarios que les permiten, durante los cinco años que dura un doctorado, dedicarse a estudiar. De la misma manera, hay subsidios para investigación, posdoctorado. El impulso al desarrollo del sistema científico fue parte de una política de Estado que se sostuvo durante los gobiernos del kirchnerismo. En esa línea se inscribieron el programa Raíces –de repatriación de científicos en el exterior– y del Plan Argentina Innovadora 2020, un programa del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva que, aprobado en 2013, estableció como meta elevar la planta de científicos argentinos a 10 mil en 2015 –se cumplió– y llegar a 15 mil en 2020, lo que suponía un crecimiento de 10 por ciento anual en la cantidad de ingresantes del Conicet hasta 2018.

El plan fue lanzado por el actual ministro de Ciencia, Lino Barañao, durante su gestión en el mismo cargo pero bajo el gobierno de Cristina Fernández. Como se sabe, la permanencia del funcionario tras el recambio presidencial fue mostrada por Cambiemos como un signo de “continuidad de una política de Estado”. Pero el recorte va en la dirección opuesta. Y suma otro ítem al listado de promesas de campaña incumplidas por Mauricio Macri, que un año atrás, como candidato a presidente, en el debate que lo cruzó con Daniel Scioli, sostuvo: “Convoco a nuestros científicos y al buen trabajo del Conicet para que tenga un mayor impacto social. Jamás he estado en contra de la ciencia y la tecnología. Siempre lo que he rescatado de este gobierno ha sido eso”.

Otra frase de campaña del Presidente: “Vamos a continuar con los avances en el Conicet. Los necesitamos para ser parte de la sociedad de conocimiento”.

“Un recorte enorme”
El físico y ex decano de Ciencias Exactas (UBA) Jorge Aliaga fue funcionario del Ministerio de Ciencia en el período en que se pusieron en marcha las políticas de impulso al desarrollo científico: en diálogo con PáginaI12, apuntó que el aumento de la cantidad de becarios del Conicet fue clave para que el país pasara “de quinientos egresados de doctorados por año a más de dos mil”. El Conicet, explicó, “lo hizo por dos motivos: porque tenía una planta de investigadores muy envejecidos y porque consideraba que el país tenía que llegar a cinco científicos cada mil habitantes”. Un objetivo ligado a un proyecto de país con una industria nacional en crecimiento.

– ¿El Estado es el único financiador del desarrollo científico?

–Los investigadores también pueden trabajar en las universidades o en otros organismos públicos. En un contexto en el que el Estado tenía iniciativas importante, como el desarrollo de los satélites Arsat, también había científicos trabajando en empresas estatales, y empezaba a haberlos en empresas privadas, pero de a poco. Este es el proceso que ahora será afectado.

¿Cómo medir el grado de esa afectación? Aliaga apuntó que “desde que se abrió el programa Raíces se logró repatriar a 1300 científicos, en un esfuerzo de doce años. Es decir que hablamos de un recorte enorme”.

Desde el Grupo Ciencia y Técnica Argentina –que integran, entre muchos otros, Adrián Paenza, Alberto Kornblihtt, Ana Franchi, Carolina Mera, Sandra Carli y Graciela Morgade– coincidieron en que este abrupto cambio en la política científica “es una estafa a la nueva generación de investigadores y a toda la sociedad argentina que avaló y acompañó el fortalecimiento de la ciencia y la tecnología como apuesta al desarrollo integral del país”. El Conicet “tiene más de 10.500 becarios en formación, que ingresaron al organismo con la expectativa de que se cumplan los planes establecidos. Sin duda, tienen derecho a reclamar que eso suceda”.

Los investigadores de Científicos y Universitarios Autoconvocados y los representados en ATE-Conicet se reunirán esta tarde en la Facultad de Medicina para decidir un plan de lucha, posiblemente una manifestación ante el Ministerio de Ciencia, la semana que viene.